El mueble: Montar una estantería de Ikea nunca fue tan divertido.
Qué bien entra una comedia con el buen tiempo, y qué bien sienta ver “El Mueble” de Histrión teatro; Una de estas obras que puede convertirse en un éxito gracias al boca a boca, porque es muy de hoy, porque habla de amor y pareja, y porque le puede gustar tanto a un millennial como a un octogenario. Vamos, que reúne todos los ingredientes para pasar un rato simpático en el teatro Lara.
La historia se centra en una tarde con Tati y Carlos, una pareja madura, asentada y algo aburrida que han decidido comprar un mueble baratero de Ikea. El salón de su casa termina por convertirse en un ring donde las indirectas, reproches, miradas y “cuchillos” campan a sus aires, pero con gran arte y acierto.
Gema Matarranz logra con su personaje desquiciar y enamorar al mismo tiempo. Es una actriz con muchísimos recursos, y los pone al servicio de su creación: Tati. Ella maneja la trama, una historia que a ratos parece que se agota, pero que siempre sorprende con un nuevo giro inesperado, manteniendo arriba la función.
Rodrigo Saenz, por su parte, es el contrapunto perfecto, porque permanece en un aparente segundo plano mucho más comedido y absolutamente necesario para que su retorcida pareja le chinche, y provoque, lo que desencadena situaciones de alta comedia.
Vas a encontrar un montaje sencillo, de teatro de supervivencia. Pero cuando ves un buen texto, bien dirigido, y fenomenalmente interpretado, el resto de accesorios son imprescindibles. Al menos, en esta obra, funciona.
Mi único “pero” es que pasan mucho tiempo en el suelo, y desde ciertas butacas algunos espectadores casi no podíamos ver la escena. La sala pequeña del Lara es un bomboncito de espacio escénico, pero tiene de bonito lo mismo que de incómodo. Por eso, recomiendo mucho ver El Mueble, ¡pero siempre en butacas de primera fila!