✨ Madrid Polonaise Ball 2025 ✨ Una noche de historia, elegancia y emoción al ritmo de la tradición polaca


El pasado sábado, el corazón de Madrid latió con acento polaco en una velada mágica que combinó arte, historia y alegría en el emblemático Círculo de Bellas Artes. Desde el primer momento, al atravesar las puertas, se respiraba algo especial: una mezcla de emoción, expectativa… y mucha elegancia.

Invitados posando en el photocall

Con una copa de vino en mano, los asistentes nos adentramos en un ambiente cálido y lleno de estímulos visuales. Cuadros, proyecciones y música instrumental polaca nos acompañaban en una bienvenida tan sensorial como emotiva. Era solo el inicio de un viaje que prometía unión entre culturas y generaciones.

La parte oficial del evento fue un auténtico homenaje a Polonia: su historia, su arte, su gente. La presentación corrió a cargo de Niko Verona, actor y cofundador de Varsovia Producciones y Patrycja Sałacińska, presidenta de PPM ( Polish Professional in Madrid) , quienes hicieron una labor comunicativa excepcional. Patricia, hablando en polaco, y Niko, en español, lograron que cada momento fuese comprendido por todos los asistentes, transmitiendo con naturalidad y cercanía el alma del evento y reforzando esa preciosa conexión entre culturas.

Uno de los momentos más institucionales fue el discurso de la Chargé d’affaires a.i. de la Embajada de Polonia en Madrid, Monika Krzepkowska, que subrayó la importancia de los lazos culturales entre Polonia y España, agradeciendo la acogida del público y el esfuerzo conjunto para hacer posible este encuentro tan significativo.

También intervino un representante del Patrocinador Estratégico del Baile – KRUK España S.L., destacando el valor del compromiso cultural como vía de entendimiento entre países y como forma de devolver a la sociedad parte de lo que la empresa recibe.

El cuarteto de cuerda IberArtis nos regaló un momento de sensibilidad pura interpretando obras de compositores polacos llenas de melancolía y fuerza.

Pero sin duda, uno de los momentos más esperados por mí llegó cuando se anunció la introducción a la Polonesa. Había leído sobre ella, la había imaginado… pero bailar la Polonesa, de la mano de otros invitados y al son de una música cargada de historia, fue una experiencia única. Me emocionó formar parte de ese desfile simbólico, sentirme dentro de un antiguo baile noble, avanzando con la solemnidad y la alegría de quien sabe que está viviendo algo irrepetible.

Y todavía quedaba noche por delante. Tras una pausa deliciosa —con platos típicos, postres irresistibles y cócteles entre conversaciones inspiradoras—

llegó el turno del arte en movimiento. El Teatro de Danza Warszawianka nos deslumbró con sus presentaciones de bailes nacionales polacos: fuerza, orgullo y elegancia se entrelazaban en cada paso.

El sorteo, con premios de ensueño, añadió aún más emoción, y la pista se fue encendiendo poco a poco hasta convertirse en el centro de la alegría compartida. Entre bailes, risas y buena música polaca, la noche se alargó hasta bien entrada la madrugada, dejándonos a todos con el corazón lleno y una sonrisa imborrable.


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